martes, 24 de julio de 2012

De gallinas y huevos


Pensamos el contenido de nuestros sitios en función del objetivo que tenemos para ellos. Pueden tener diversos objetivos: pueden ayudarme a posicionarme como referente en determinada materia  o podrían ayudar a mi marca a desarrollarse.
A mi entender es bueno estructurarlo de alguna manera, la pirámide invertida donde los hechos relevantes se encuentran por sobretodo y la información va a siendo menos relevante a medida que pasan los párrafos es el formato más útil, nos brinda flexibilidad a la hora de recortar el contenido para el primer golpe de efecto en el index de mi sitio o para publicarlo a través de otras plataformas.
Es común que nos pidan una organización profunda, esto se debe a un sistema de archivo obsoleto donde para ubicar un objeto (un contenido) había que caratularlo dentro de varias categorías y subcategorías por que sino era inviable.

¿Por qué pensar el contenido antes de hacerlo?

A mi entender el contenido debe ser un objeto (descubriste al agua tibia), pero a medida que avanza el tiempo no veo que ninguna de las grandes empresas busquen mejorar la experiencia del usuario más que haciendo bellísimos dibujitos en el lugar donde deberían estar sus sitios web.
Un objeto con características distintivas; un título (atractivo, singular, y sintético), un primer párrafo con información destacada y un segundo párrafo con la información “pormenorizada” (Es la primera vez que uso esa palabra). A eso súmale herramientas de viralización para SM y estás. Pero yo creo que el quid de la question es el desarrollo de un buen sistema de tags, esto permite miles de variantes a la hora de la organización del contenido y nos dará el dinamismo del que tanto hablamos y tan poco ponemos en práctica.
Pero a no olvidarse de que si no existe una estrategia solida con objetivos mensurables cualquier herramienta es inútil.

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